Lluvia en el crepúsculo
El viento errante sobre los caminos
Se colmaba de dulces sones,
La fina lluvia crepuscular,
Rociada de deseos.
El agua que corría murmurando
Embriagaba desconcertante las voces
De los sueños que pálidas y más pálidas
En la niebla suspendida se desvanecían.
El viento en los sauces temblorosos,
Junto al agua el viento errante
Embriagaba las nostálgicas penas
Que guarda el crepúsculo.
En el viento del crepúsculo el camino
No conducía a meta alguna,
Mas era bueno para caminar
En la fina lluvia que caía.
Poética
¡Terrible es este arte! Hilo de mi cuerpo el hilo,
Y este hilo es también mi camino en el aire.
¿Qué es el mundo?
¿Qué es el mundo? Un eterno poema,
Desde el que resplandece y brilla el espíritu de la divinidad,
Desde el que espumea y centellea el vino de la sabiduría,
Desde el que nos habla la voz del amor.
Y el ánimo cambiante de cada hombre
Es un rayo que emerge de ese sol,
Un verso que con otros miles se entrelaza,
Que inadvertido se extingue, se apaga, se marchita.
Pero también un mundo para sí mismo
Lleno de dulces y secretas voces jamás percibidas,
Dotado de propia e inmaculada belleza,
Eco y reflejo de ningún otro.
Y por mucho que en él supieras leer,
Un libro que en la vida nunca ahondarás.
Apago la luz
Apago la luz
Con mano púrpura,
Me quito el mundo
Como si fuera un traje de colores
Y me sumerjo en lo oscuro
Desnudo y solo,
El reino profundo
Será mío y yo suyo.
Grandes milagros corren ligeros
A través de la espesura,
Venas de agua saltan
En el sentido más profundo,
Oh, que sigan saltando,
Yo llegaría al centro
Al corazón de la tierra
Cerca de todo, lejos de todo.
La señal
Y cómo nos miramos,
Adentrándonos muy hondo el uno en el otro,
Pero nada queda ya:
Ni tan sólo un beso.
Nada queda en el pecho y las mejillas
Nada de todo ese deseo,
Ni siquiera queda una señal
De tanta felicidad.
¡Y si llevaras una señal,
Una señal rojo púrpura,
También palidecería,
Y desaparecería también!
No queda por leer señal alguna
Más que en el fondo de nuestro ser:
Porque lo que fuimos
Nos pertenece hasta la tumba.
(H. von Hofmannsthal. Poesía Lírica, seguida de Carta de Lord Chandos. Pról. Ricardo Cano Gaviria. Trad. Olivier Giménez López. Epílogo Hermann Broch. Tarragona, España: Ediciones Igitur, 2002)