A
A diferencia de Lao Tsé, según se dice concebido de una estrella fugaz (Charles Wright)
¿A dónde va el deseo (Piedad Bonnett)
a la carne que cubre el hueso (Charles Bukowski)
A la hora del té, si oye el sonido (Fogwill)
A las cuatro y media de la tarde hasta el árbol (Hamutal Bar-Yosef)
A los que les va bien en la vida (Osvaldo Lamborghini)
a los 16 años (Charles Bukowski)
A mis versos escritos prontamente (Marina Tsvietáieva)
A nadie le importa quién gana las guerras (Margaret Atwood)
A nadie le incumbe (Hannah Arendt)
A todas partes que me vuelvo, veo (Francisco de Quevedo)
a veces la dimensión de la felicidad (Elena Jordana)
A veces me visita —ciego ahínco— (Raquel Lanseros)
A veces oigo cómo te paras de golpe (Leonard Cohen)
A veces soy el Dios que traigo en mí (Fernando Pessoa)
A veces sueño con Lisboa por las noches (Hans Van de Waarsenburg)
Abrazar un beso y una caricia (Marisol Nava)
Abre, Piedra, tu noche (María Baranda)
Absorto tedio abierto (Oliverio Girondo)
Agua sexual (Pablo Neruda)
Aguas del sueño la corriente (Minerva Margarita Villarreal)
Ahí está, porfiada y señorial (Irene Selser)
ahí vienen (Charles Bukowski)
Ahora es la Soledad quien viene de noche (Katherine Mansfield)
ahora es una lucha diferente, combates el hastío (Charles Bukowski)
Ahora sí que te has muerto de veras. Hace años (Luis Alberto de Cuenca)
Ahora soy una mano ((Idea Vilariño)
Ahora voy a ser el soldado de mi vida (Abbas Beydoun)
Ajedrez (Jorge Luis Borges)
Al atardecer regresamos (Olvido García Valdés)
Al corazón no le importa (María Negroni)
Al dejar la prisión donde me tuvo (Francesco Petrarca)
Al fin asciendo la última (Ludwig Tieck)
Al fin y al cabo (Juan Calzadilla)
Al limpiar de cabellos mi cepillo (Ruth Fainlight)
Al llevarme esta prueba, maestro, de amistad (Gérard de Nerval)
Al mirar un mapa (Kamau Brathwaite)
Al pie de la escalera (Jaime Torres Bodet)
Al pie de un eucalipto (Elsa Cross)
Al pie del día (Jaime Sabines)
Al terminar mi niñez, los campos de juego sustituyeron (Carol Ann Duffy)
Algo se quema, nena, ¿te das cuenta? (Bob Dylan)
Alguien mató a la noche (Jaime López)
Alguna vez tuviste una intención profunda (Malva Flores)
Allí donde el Amor sincero arde, el Deseo es la llama (Samuel T. Coleridge)
Amantes de la percepción del Hombre (William Blake)
Amar, amar, amar, amar siempre, con todo (Rubén Darío)
Amar es este tímido silencio (Salvador Novo)
Amarte con un fuego duro y frío (Xavier Villaurrutia)
¡Amigos míos, poneos de pie! (Poesía Náhuatl)
Amigos nuestros (Poesía Náhuatl)
Amo la tierra (Hannah Arendt)
Amo a la persona del plural (Ricardo Castillo)
Amor (Idea Vilariño)
amor: (María Victoria Reyzábal)
Ana, Silvia, Isabel: las hermanas Ducolomb (Luis Felipe Fabre)
Anciano de manos desnudas (Saint-John Perse)
¡Anda, hijo!, dijeron, aparta la vista (Ray Bradbury)
Andando, según se anda (Gabriel Celaya)
Anoche, padre (Elsa Cross)
Antes de tropezar (Eduardo Hurtado)
Apago la luz (Hugo von Hofmannsthal)
aparecieron hombres que comían plantígrados (Julián Herbert)
Aparentemente las avispas (Lew Welch)
apostaré por el caballo 6 (Charles Bukowski)
Aprisa, aprisa, apresúrate soledad (Francisco Cervantes)
Aquella tristeza mía sin límites (Rodolfo Häsler)
Aquí se cierra y acaba (François Villon)
Aquí se vende todo lo que (Mané Zaldívar)
Aquí sí que no puedo (Alfredo R. Placencia)
Arrancar el amor (Julia Santibáñez E.)
Asediada, odiada (Poesía Náhuatl)
Así como el día pasado ya no vuelve (Mario Bojórquez)
Así está bien (Peter Handke)
Aún tengo (Vicente Aleixandre)
Aunque a veces parezca por la sonoridad del castellano (José Emilio Pacheco)
Aunque veloz vuele la gloriosa fábula de la juventud (Herman Melville)
Autopsicografía (Fernando Pessoa)
Aves que no vuelan (Elva Macías)
¡Ay, no detengas tus llamas (Charles Baudelaire)
¡Ay, qué delgado vientre derramado en el sueño (August Wilhelm Schlegel)
B
Bajo el descampado (Rodolfo Mata)
Bajo el puente de Mirabeau fluye el Sena (Guillaume Apollinaire)
Bajo las hojas aúlla un lobo (Arthur Rimbaud)
Bajo los vientres sábanas de agua (Vladimir V. Maiakovski)
Bañémonos ahora y coronémonos, Pródica (Poesía Griega Clásica)
Barcas medio hundidas (Odysseas Elytis)
Basta de timidez. La gloria esquiva (Salvador Díaz Mirón)
Basta ya de mentiras. Dividamos los campos (Gabriel Celaya)
Ben Franklin era tan excéntrico (Ray Bradbury)
Bendito ser, qué de veces inquieté (Friedrich Hölderlin)
Boca que arrastra mi boca (Miguel Hernández)
Borrado del mundo real, borracho (Juan Gelman)
C
Cada vez que era sometido (Francisco Hernández)
Cae desde el aire un pájaro, herido por un disparo (Margaret Atwood)
Cae una gota de tinta en el mapa (Elva Macías)
Caen las cosas, dejan de ser, desaparecen (José Revueltas)
Callada era lo mismo que muerta (Carol Ann Duffy)
Caminamos por los campos todo el día (Odysseas Elytis)
Canción desde la torre más alta (Arthur Rimbaud)
Cansado del reposo cuya pereza ofende (Stéphane Mallarmé)
Canta más claro, Musa, o calla para siempre jamás (Robert Louis Stevenson)
Canta un ciego en el vagón del metro (Irene Selser)
Cantemos ya (Poesía Náhuatl)
Caras nuevas (Martha Favila)
Cargado voy de mí: veo delante (Francisco de Quevedo)
catedrales (Mercedes Roffé)
caterva de dioses hambrientos tus palabras (Sergio Mondragón)
Cayó el silencio (Margarita Paz Paredes)
Cebolla (Pablo Neruda)
Che, pibe (Elena Jordana)
chingar siempre cura, siempre, sin nombre, sin deseo a veces (Mayra Santos-Febres)
Cierras la puerta por fuera luego tratas de entrar (Raymond Carver)
Ciudad que me miras dormida (Mariel Damián)
Claro – yo rezaba – (Emily Dickinson)
Clavo la vista en el agujero negro (Sonja Åkesson)
coatlicue la mujer de la falda de serpientes (Sergio Mondragón)
como a golpes de timón (Mercedes Roffé)
Como bellos cuerpos que murieron jóvenes (Constantino Cavafis)
Como cuando (María Negroni)
Como el día (Mario Bojórquez)
Como el Dolor, imperceptible (Emily Dickinson)
¿Cómo estás, Puerto Rico (Nicolás Guillén)
Cómo fornicarán felices las mariposas en (Gonzalo Rojas)
Como latas de cerveza vacías y colillas (Ernesto Cardenal)
Como poeta carpintero (Pablo Neruda)
Como si aquel que fui (Mario Bojórquez)
Como tener un estropajo (Martha Favila)
Como una canción que cada vez se escucha menos (José Emilio Pacheco)
Compás de respiraciones a lo largo de la tarde (Pura López Colomé)
Con alguna frecuencia, en tardes (Marco Antonio Campos)
Con cabeza y cuerpo (Gloria Posada)
Con este corazón casi vacío (Juan Bañuelos)
Con la derecha (Ada Salas)
Con las últimas lluvias (Francisco Hernández)
con mimbres hice mi carabela (María Victoria Reyzábal)
Con sus vestiduras ondulantes y nacaradas (Charles Baudelaire)
Con todo lo que hay dentro de mí (Francisca Aguirre)
Con tus manos hiciste libres (José Hierro)
Con un trozo de carbón (Octavio Paz)
Conozco tu ternura (Idea Vilariño)
Contamos nuestra historia. Por partida doble, y nos llevamos los palos (Charles Wright)
Corazón ¿A quién pediréis consejo? (Charles d’Orléans)
Coronas, quedáos suspendidas encima de estas puertas (Poesía Griega Clásica)
Creía ya por último (Giacomo Leopardi)
Cuando a tu sangre nombres, cuerpo, invoca (Fernando del Paso)
Cuando al Valle del Viento fui de paso (W. B. Yeats)
Cuando cifras y fórmulas no sean (Novalis)
Cuando el mar es tan gris como sus ojos (Lee Harwood)
Cuando el mejor planeta en el diluvio (Lope de Vega)
Cuando emprendas el viaje hacia Ítaca (Constantino Cavafis)
Cuando en la taberna estamos (Goliardos)
Cuando en penas el pecho se deshace (Ludwig Tieck)
Cuando en templado fuego de luz agachaste la cabeza (Gerald Brenan)
Cuando era niño (Francisco Hernández)
Cuando extendí en la cama a Dorís de nalgas sonrosadas (Poesía Griega Clásica)
Cuando hayamos partido (John Burnside)
Cuando he visto que el Tiempo ha destruido (William Shakespeare)
Cuando la espada más brillante (Margarita Paz Paredes)
Cuando la frente del muchacho, llena de rojizas tormentas (Arthur Rimbaud)
Cuando la imagen (Martha Favila)
Cuando las noticias dominicales sobre el frente (Herman Melville)
cuando las serpiente negocien su derecho a reptar (e. e. cummings)
Cuando leí el libro, la famosa biografía (Walt Whitman)
Cuando leo mi poema (Luis Felipe Fabre)
Cuando llegó el poeta maduro (Walt Whitman)
Cuando los hombres alzan los hombros y pasan (Xavier Villaurrutia)
Cuando me desperté, la ciudad hablaba (Dylan Thomas)
Cuando me miro al espejo (Martha Favila)
Cuando mis ojos duermen, mejor veo (William Shakespeare)
Cuando pensé que mi tormento esquivo (Lope de Vega)
Cuando se hace de noche (Georg Trakl)
Cuando vieron a Patroclo muerto (Constantino Cavafis)
Cuando ya nada se espera personalmente exaltante (Gabriel Celaya)
Cuando yo muera (Francisco Hernández)
Cuántas palabras habré yo dejado de decir (Juan Calzadilla)
cuánto (William Carlos Williams)
Cúbrete el rostro (Oliverio Girondo)
Cuentan los anales que los monjes de Clonmacnoise (Seamus Heaney)
Cuerpo (Piedad Bonnett)
¡Cuerpo como un hermoso códice de Bizancio: cuántos (Gerardo Deniz)
Cultiva tu artista, mujer (Rubén Darío)
D
Dad la mano a este pobre que se pierde (Alfredo R. Placencia)
De aquel hondo tumulto de rocas primitivas (Carlos Pellicer)
De arpa y jaranas precedido (Rubén Bonifaz Nuño)
De cara a la pared (Julia Santibáñez E.)
De cara al oeste, desde las costas de California (Walt Whitman)
¿De dónde venís, y por qué? (Walt Whitman)
De la ceguera vengo (Óscar Oliva)
de la mentira del no (e. e. cummings)
De las mil maneras que hay para hacer el amor sin tocarse (Mariel Damián)
De madrugada (John Burnside)
De noche, amada, amarra tu corazón al mío (Pablo Neruda)
De tango a tango, si alcanzara (Pablo Neruda)
De todos los moluscos son éstos (Rafael Arráiz Lucca)
De tu ausencia despegaban las aves (Minerva Margarita Villarreal)
De viaje en autobús rumbo al país de las sagas (Seamus Heaney)
Debió de haber algún testigo acusador (Weldon Kees)
deja que (Francisco X. Alarcón)
Dejadme que disfrute de la tierra, aun consciente (Thomas Hardy)
Déjalo (Sonja Åkesson)
Déjame nadar por tus venas (Susana Thénon)
Dejo el valle repleto (Eduardo Hurtado)
Del dulce fuego que en el pecho me arde (Gutierre de Cetina)
Del sueño (Elsa Cross)
Demonio encarnado (Dylan Thomas)
Dentro de ti tu edad (Pablo Neruda)
Dentro del primer barracón hay un segundo, dentro del segundo (Inger Christensen)
Derrumbaste tu castillo de arena (Sergio Cordero)
desde acá no puedo tocarte (Nicole Cecilia Delgado)
Desde hace años, Chucho (Enriqueta Ochoa)
Desde hace tiempo (Eduardo Hurtado)
Desierto de volátil perfume (Rodolfo Mata)
Después de la segunda mañana busco (Inger Christensen)
Después de nosotros, claro, ni el diluvio (Joseph Brodsky)
Después de que el escenario, tras haber sido (Inger Christensen)
Después de todo, no me resulta extraño -a mí que (Juan Calzadilla)
Destino (Rosario Castellanos)
Detente, sombra de mi bien esquivo (Sor Juana Inés de la Cruz)
dice que no sabe del miedo de la muerte del amor (Alejandra Pizarnik)
Digamos que no tiene comienzo el mar (José Emilio Pacheco)
Dijiste «Iré a otra tierra, iré a otro mar (Constantino Cavafis)
Dijo sus secretos el faisán de oro (Rubén Darío)
Dilapidó en estúpidos proyectos (Sergio Cordero)
Dios del sen- (Kamau Brathwaite)
Dios mío Dios mío ¿por qué me has abandonado? (Ernesto Cardenal)
Dios, origen del Universo (Poesía Quechua)
Donde se encuentran dos calles (Abbas Beydoun)
Dormido me despierto (Peter Handke)
Duda mortal del alma se apodera (Manuel José Othón)
Duermo y mi corazón sigue despierto (Yorgos Seferis)
Dulcísimo, potente (Giacomo Leopardi)
E
El astuto Belcebú aprovechó cuantas ocasiones tuvo (Samuel T. Coleridge)
El camino sobre el puerto de montaña, el liquen amarillento (Gerald Brenan)
El capitán en su hamaca el capitán (Roque Dalton)
El césped brilla con el rocío, reavivado (Friedrich Hölderlin)
el corazón de este hombre (e. e. cummings)
El cuerpo de la mujer es tan protuberante como mi cráneo (Blaise Cendrars)
El desierto es un amante abandonado (Selfa Chew)
El día de hoy no compraré (Sujata Bhatt)
El día entero en largo incierto sueño (Ugo Foscolo)
El dios Kneph sacudía temblando el universo (Gérard de Nerval)
El espíritu de la niebla (Coral Bracho)
El frívolo (Fogwill)
El gozo y la esencia de mi vida (Constantino Cavafis)
El hilillo de agua, rompedizo y ligero (Alfredo R. Placencia)
El hombre del cuarto vecino (Katherine Mansfield)
El hombre se establece (José Revueltas)
El horizonte (Hans Van de Waarsenburg)
El inmenso sol (Robert Louis Stevenson)
El joven comerciante llegó desde Sidón (Yorgos Seferis)
El joven rey está contento (Julia Santibáñez E.)
El maestro cantor Mazetti (Peter Handke)
El mar diurno en la sombra de sus naves (Carlos Pellicer)
El mar insiste en su fragor de automóviles (Gabriel Zaid)
El mediodía, bajo la espesa sombra de los árboles (Aldous Huxley)
El Mediterráneo devuelve los cuerpos del naufragio (Irene Selser)
El mercado es el mercado y en él compro (Alexis Gómez Rosa)
El mundo es excesivo con nosotros, constantemente (William Wordsworth)
El mundo está aburrido de mí (Charles d’Orléans)
El nombre (Paul Auster)
El nombre de ella es una palabra roja como una roja flama que quema (Ruth Fainlight)
El oeste sus flores ha arrancado y las ha arrojado (Aldous Huxley)
El país en su corazón balbuceaba un lenguaje (Carol Ann Duffy)
El párpado solar que el sopor (Rodolfo Mata)
El poema da vueltas alrededor del cuarto (Juan Gelman)
El poeta cara a cara con la luna (Roque Dalton)
El poeta ha vuelto a ser poeta (Margaret Atwood)
El poeta planea por un cielo sin nubes (Luis Alberto de Cuenca)
el primer chico que me besó (rupi kaur)
El que el alma encender de honesto celo (Gutierre de Cetina)
El que escribe al último (Efraín Huerta)
El recuerdo tranquilo de tu nombre (Jaime Torres Bodet)
El Rey de los Elfos (Johann Wolfgang Goethe)
El rostro gentil de Nicareta, bañado de Deseos (Poesía Griega Clásica)
El siglo deja ya su última huella (Ugo Foscolo)
El sol es distinto (Martha Favila)
El sueño lo inundó con imágenes de frutas y de hojas (Yorgos Seferis)
El tiempo ha dejado su abrigo (Charles d’Orléans)
El tiempo, insinuándose en tu cuerpo (Luis Cernuda)
El tiempo se va y viene y vuelve (Trovadores)
El último sol dibuja la ventana en diagonal sobre la cama y (Gerardo Deniz)
El verano, absorto en sí mismo (Aldous Huxley)
El verano marcha (Goliardos)
El vértigo maneja los peligros (Jaime López)
El viento baja del bosque. La luz del bulevar (Julián Herbert)
El viento errante sobre los caminos (Hugo von Hofmannsthal)
El viento saltó a las cuatro (T. S. Eliot)
Él vio pasar por ella sus fantasmas (Gabriel Zaid)
El yo es odiable, escribió Pascal (José Carlos Becerra)
El yoreme lee los sones de venado (Rubén Rivera)
Ella es (Sujata Bhatt)
Ellos preguntarán (Gloria Posada)
Embadurné de golpe el mapa de mis días grises (Vladimir V. Maiakovski)
Embutido en talento como en un uniforme (W. H. Auden)
Empeñoso, pretendes quitarme el alma (Mané Zaldívar)
en algún lugar adonde nunca he ido gozosamente más allá (e. e. cummings)
En el alto trigo invernal (Paul Auster)
En el fondo del alma (Jaime Torres Bodet)
En el fondo del mar (Alfonsina Storni)
En el solitario aire de ultratumba (Marina Tsvietáieva)
En el umbral hay una figura de mujer. Temblor (José Ángel Valente)
En esta imagen buceo (Óscar Oliva)
En estas alcobas oscuras, donde paso (Constantino Cavafis)
En este lugar las sombras son tan profundas (Coral Bracho)
En gran medida lo que uno hace tiene por finalidad (Juan Calzadilla)
En Hong Kong escribí tu nombre (Julián Herbert)
En Köhln, ciudad de monjes y huesos (Samuel T. Coleridge)
En la casa de las pinturas (Poesía Náhuatl)
En la costa de Texas (Guillaume Apollinaire)
En la descripción del lago (Hans Van de Waarsenburg)
En la desolación de mi sangre (Susana Thénon)
En la diáfana luz de lo que vive (Miguel Ángel Asturias)
En la noche a tu lado (Alejandra Pizarnik)
En la rama el expuesto cadáver se pudría (Salvador Díaz Mirón)
En lo hondo de los valles oscuros mueren los hambrientos (Bertolt Brecht)
En lo que dura la palpitación de una arteria (W. B. Yeats)
En México, en Chihuahua (Salvador Novo)
En mis rezos pido valor (Leonard Cohen)
En Nueva York (Sujata Bhatt)
En pasillos del hospital antiguo (Marco Antonio Campos)
en realidad, señoras y señores, yo no soy otra cosa que un (Sergio Mondragón)
En su grave rincón, los jugadores (Jorge Luis Borges)
En un día del hombre están los días (Jorge Luis Borges)
En una maceta la enterraste: la semilla purpúrea adherida (Saint-John Perse)
¡Encended los miradores (Rafael Alberti)
Encontré las palabras en el fondo de un cajón (Carol Ann Duffy)
Enterrado en el sueño de la infancia (Friedrich Hölderlin)
Entra el lenguaje (Coral Bracho)
Entre el espanto de la (Mané Zaldívar)
entre el ser (Mercedes Roffé)
Entre estos espasmos de luz (Paul Auster)
Entre irse y quedarse duda el día (Octavio Paz)
entre olvido y recuerdo (Ana Elisa Ribeiro)
Entro al espeso bosque donde crece el deseo con sus blancas coronas (Piedad Bonnett)
Envejeció entre las llamas de Troya (Yorgos Seferis)
Envuelto en una paz apocalíptica (Osvaldo Lamborghini)
Era hermoso. Tenía el pelo blanco y los días contados (Lila Calderón)
Era negra la noche y ardían astros oscuros (Ludwig Tieck)
Era toda una grata novedad (Seamus Heaney)
Era un pájaro grande. Las alas estaban en cruz, abiertas al cielo (Augusto Federico Schmidt)
Éramos un montón de mujeres sin vestíbulos (Mayra Santos-Febres)
Es justo, ya que pude abandonarte (Ugo Foscolo)
Es la hora (Enriqueta Ochoa)
Es noche, tal silencio (Alfonsina Storni)
Es pasión la eternidad, al empezar muchacha (W. B. Yeats)
Es por mí que a la diosa Fortuna (William Shakespeare)
Es tan blanca, tu piel, como la nieve (Fernando del Paso)
Es una boca más la que he besado (Alfonsina Storni)
Es una tarde mustia y desabrida (Antonio Machado)
Esa rosa que, en verde movimiento (Luis de Sandoval Zapata)
Esa voz (Minerva Margarita Villarreal)
Escribe la Historia (Selfa Chew)
Escribir en España es hablar por no callar (Blas de Otero)
Escribir no es búsqueda (Francisco Hernández)
Escribo sin modelo (Gloria Fuertes)
Escucha mis palabras oh Señor (Ernesto Cardenal)
¡Escuchad! (Vladimir V. Maiakovski)
Ese techo lo advierto desde lejos (Jamel Eddine Bencheikh)
Esos minúsculos superhombres o supermujeres (Elena Jordana)
Espléndido hijo de los dioses, cuando privado de tu amada (Friedrich Hölderlin)
Está ahí tirado pataleando (Sonja Åkesson)
Esta ciudad nos duele como una espina en la garganta (José Javier Villarreal)
Está la hacienda que ahora es hotel (Dulce María González)
Está la mente en blanco y el papel se oculta (Francisco Hernández)
Esta página es un cuarto deshabitado (Valerio Magrelli)
Esta tarde, mi bien, cuando te hablaba (Sor Juana Inés de la Cruz)
Estaban. Y con razón. Sólo estando (Seamus Heaney)
Estalló una tormenta la noche pasada y nos dejó (Raymond Carver)
Están organizando el mundo (Rafael Arráiz Lucca)
Estar de centinela me da tanto miedo (Trovadores)
Este amoroso tormento (Sor Juana Inés de la Cruz)
Este cuerpo que yo acaricio lentamente extendiendo la noche (José Carlos Becerra)
Este día el otoño es una piedra azul (José Javier Villarreal)
Este dolor, raíz, esencia de este (Idea Vilariño)
Este edificio tiene (Fabio Morábito)
Este libro vivirá (Óscar Oliva)
Este mi triste y miserable estado (Lope de Vega)
este poema huele a esperma (Francisco Hernández)
Éste, que ves, engaño colorido (Sor Juana Inés de la Cruz)
Este zafiro sin mareas uniformemente desborda (Aldous Huxley)
Esto es el norte, los jirones de las nubes que se arrastran contra el suelo (Charles Wright)
Esto no es un videoclip (Jaime López)
Esto que ves, mester de cetrería (Fernando del Paso)
Estos últimos días son tan espectrales (Georg Trakl)
Estoy a boca y llanto sometido (Juan Bañuelos)
Estoy aquí, frente a la vida ansiosa (Jaime Torres Bodet)
Estoy asomado mirando hacia abajo (C. K. Williams)
estoy de pie (Francisco X. Alarcón)
Estoy en la barca de Caronte (Marisol Nava)
Estoy muriendo solo de veloces venenos (Efraín Huerta)
Estoy vivo y descubro las estrellas en el alba (Cesare Pavese)
Exactamente (Cristina Peri Rossi)
Extiendes tu mano para alcanzar por fin ese deseo (Mario Bojórquez)
Extraña palabra — ¡”vieja”! (Marina Tsvietáieva)
F
Finjamos que soy feliz (Sor Juana Inés de la Cruz)
Fíjate en esto: el poeta reclama al menos esta alabanza (William Wordsworth)
Fue Troya desdichada, y fue famosa (Lope de Vega)
Fue la Pasión por una oscura senda (Novalis)
Fuera yo entonces o sea ahora: avanzas (Rainer Maria Rilke)
G
Gato, peligro (Gonzalo Rojas)
Gracias a ti (Peter Handke)
Grupo dicotiledón. Oberturan (César Vallejo)
H
Había un viejo puente de madera, camino a Manchester (William Carlos Williams)
Hablamos lenguas que no son las nuestras (Cristina Peri Rossi)
Hablo de soledad y se acorola (Miguel Ángel Asturias)
Habrá que morir (María Negroni)
Hace ocho años nevó así, amaneció (Olvido García Valdés)
Hacia la lámpara (Gerardo Deniz)
Hacia la sombra de las bellas frondas (Francesco Petrarca)
Haré un verso sobre absolutamente nada (Trovadores)
Hay cosas sobre las que no podemos escribir, hay viajes (Charles Wright)
Hay días (Enriqueta Ochoa)
Hay días en que tienes (Manuel Vázquez Montalbán)
Hay gente mala en el país (Renato Leduc)
Hay golpes en la vida, tan fuertes… Yo no sé! (César Vallejo)
Hay que reflexionar sobre las ideas (Valerio Magrelli)
Hay un ave al fondo de mis ojos. (Perdí todas las (María Baranda)
Hay un claro jardín, entre muros bajos (Cesare Pavese)
Hay una bestia adentro que me seca (Fabio Morábito)
Hazel, la del pelo trigueño (Bob Dylan)
He aquí, pintor, tu espléndido paisaje (Manuel José Othón)
He conocido a la criatura nocturna (Francisco Hernández)
He olvidado el nombre de las cosas (Malva Flores)
He pensado mucho en la niña (Sujata Bhatt)
He recorrido caminos (Gloria Posada)
He sentido la tristeza en tus ojos (José Javier Villarreal)
Hermosa flor eres tú (Poesía Quechua)
Hojas (Kamau Brathwaite)
Hombres necios que acusáis (Sor Juana Inés de la Cruz)
Hombres y mujeres fuertes y tranquilos (Luis Alberto de Cuenca)
hoy así el universo muere (Nicole Cecilia Delgado)
Hoy me gusta la vida mucho menos (César Vallejo)
Hoy te quiero declarar mi amor (Vicente Aleixandre)
hubo una época (Charles Bukowski)
Huelo a color de luto en esos días (Roque Dalton)
Humboldt asienta que los insectos fosforescentes (Juan Calzadilla)
Humo sólo había (Edgardo Dobry)
Huyó del majo pueblo del Segura (Miguel Hernández)
I
Iba en un paso rítmico y felino (Rubén Darío)
Incluso cuando arrecia un poco la lluvia (C. K. Williams)
Incontenible en esta (Paul Auster)
Inmensidad azul. Inmensidad (Renato Leduc)
Insistes (Pura López Colomé)
Intenta guardarlas, poeta (Constantino Cavafis)
Íntimo amigo del ensueño, Ulises (Miguel Ángel Asturias)
Invitar al paisaje a que venga a mi mano (Carlos Pellicer)
Ir y quedarse, y con quedar partirse (Lope de Vega)
Isla de imán (Renato Leduc)
J
Jamás el agua se mezclará con fuego. Jamás seremos (Poesía Griega Clásica)
Jornada de la soltera (Rosario Castellanos)
Juana Blanco frente a una copa de whisky (Osvaldo Lamborghini)
Junto a la casa de los muertos de la ciudad junto a la puerta (Walt Whitman)
Junto al terreno del jardín cubierto (Robert Louis Stevenson)
L
La aurora de Nueva York tiene (Federico García Lorca)
La babosa se mueve (Diana del Ángel)
La calle (Pablo Neruda)
La calle se recoge sobre sí misma (Jamel Eddine Bencheikh)
La carne es triste, ¡ay!, y todo lo he leído (Stéphane Mallarmé)
La cartera de mi padre (Raymond Carver)
La casa en las dunas se apena todo el verano (Hans Van de Waarsenburg)
la ciudad es una impresión difícil (Nicole Cecilia Delgado)
La codorniz, la garza, la marina (Fernando del Paso)
La Culpa viene arrastrándose (Sonja Åkesson)
La delicadeza lírica (Osvaldo Lamborghini)
La España de charanga y pandereta (Antonio Machado)
La forma de la piedra no es ya (Malva Flores)
La gente empuja y se amontona (Margaret Atwood)
La gente está sentada en el café (Juan Gelman)
La Guardia Nacional anda buscando a un hombre (Ernesto Cardenal)
La labor pide canto. Canto pide el trabajo (José Moreno Villa)
La lentitud habla con los objetos de la lentitud (Peter Handke)
La levedad del aire te hurta el peso en la habitación (Rodolfo Häsler)
La Ley, dicen los jardineros, es el sol (W. H. Auden)
La llaga que deja la dicha (Hannah Arendt)
La lluvia en las colinas -los matices de gris y de azul (Lee Harwood)
La mañana lustrosa sube (Juan Gelman)
La mariposa nocturna (Rodolfo Mata)
La memoria te inscribe en la leyenda (Elva Macías)
La muerte y la muchacha (Alejandra Pizarnik)
La mujer gorda venía delante (Federico García Lorca)
La música nunca volará de tu corneta verde en cuadros (Kamau Brathwaite)
La niña vio a la luna en el azul estanque (Alfonsina Storni)
la noche después de que te marcharas (rupi kaur)
¡La noche ha sido tan extraña! Sentía (W. B. Yeats)
La novedad es tu divisa (Rubén Bonifaz Nuño)
La nube blanca pasó sobre la tierra (Lee Harwood)
La nube del recuerdo, ligera y fugitiva (José Moreno Villa)
La ocupo (Blaise Cendrars)
La página en blanco (Rodolfo Mata)
La pluma no debería dejar nunca (Valerio Magrelli)
La población de todos los imperios (Vladimir V. Maiakovski)
la poesía (Nicole Cecilia Delgado)
La puerta del hotel sonríe horriblemente (Guillaume Apollinaire)
La regla es esta (Eduardo Lizalde)
La sangre corcovea (Juan Gelman)
La seductora Arsínoe me ha herido, amado Adonis (Poesía Griega Clásica)
La señora de edad fue a visitarme y dijo: (José Emilio Pacheco)
La silenciosa noche. Aquí en el bosque (José Emilio Pacheco)
La soledad al lado de quien se ama (Vicente Aleixandre)
La soledad de las cosas que caen (Juan Bañuelos)
La soledad se puebla de fantasmas de papel y (José Ángel Valente)
La tenebrosa ira del pueblo (Georg Trakl)
La Tierra no tiene nada más bello que mostrar (William Wordsworth)
La vejez (William Carlos Williams)
La vida empieza en lágrimas y caca (Francisco de Quevedo)
La vida es prosa más o menos aburrida (Luis Alberto de Cuenca)
Las autoridades hacen un llamado a la población (Luis Felipe Fabre)
Las colinas distantes tocadas por el sol (Elsa Cross)
Las copas de los pinos crujen al entrechocarse (Guillaume Apollinaire)
Las hojas que enrojecen con fuerza (Abbas Beydoun)
las horas se levantan despojándose de estrellas y es (e. e. cummings)
Las muchachas que pisaron las pocas (Odysseas Elytis)
Las plantas del lago (Cesare Pavese)
Las ramas ondulan en la brisa (Rubén Rivera)
Las traslúcidas manos del judío (Jorge Luis Borges)
Lavoisier, cuando apenas era un chico (Ray Bradbury)
Le abrió la carne (Gloria Posada)
Lejos de esa tu rama (Giacomo Leopardi)
Levántame, Señor, que estoy caído (Fray Miguel de Guevara)
Levantando los ojos del libro, de las cercanas numerales líneas (Rainer Maria Rilke)
Libro de lectura (Johann Wolfgang Goethe)
Líneas de la vida como cicatrices (Dulce María González)
Lo dejo todo (Ricardo Castillo)
Lo primero que hay que decir (Jaime Sabines)
Lo que quiero que sea (Raquel Lanseros)
Lo quiso todo o nada (José Hierro)
Los ángeles de Rilke se mudaron a esa calle (Dulce María González)
Los ángeles tientan (Pura López Colomé)
los animales domésticos (Olvido García Valdés)
Los días buenos ya, -el polvo (Gérard de Nerval)
Los jorobados corintos (Manuel Vázquez Montalbán)
Los muertos siguen muriendo: y en ellos (Paul Auster)
Los ojos caminan con el cuerpo a cuestas (Óscar Oliva)
Los perros mis hermanos, tienen la sangre de mi desvelo (Ricardo Castillo)
Los pleitos entre el hombre (Fabio Morábito)
Los poemas que le he arrancado al hastío (Abbas Beydoun)
Los pulmones como higos en sazón (Edgardo Dobry)
Los que no pueden encontrar nada por lo que vivir (Lew Welch)
Los que siguen a los trenes en los que viajan muchachas muy enfermas con los ojos llorosos (Augusto Federico Schmidt)
Los que son viejos en la comarca son los primeros (Saint-John Perse)
Los que tenemos unas manos que no nos pertenecen (Salvador Novo)
Los rostros son los mismos (Susana Thénon)
Los signos revolotean como moscas (Jamel Eddine Bencheikh)
Los trabajos comienzan al alba. Pero nosotros lo (Cesare Pavese)
Los últimos veinte años fueron buenos para casi todo el mundo (Joseph Brodsky)
los viejos amigos del pueblo juegan (Charles Bukowski)
LL
Llamar al pan el pan y que aparezca (Octavio Paz)
Llegará la hora de alegrar a nuestro Inca (Poesía Quechua)
Lleva la piedra un signo indescifrable (Novalis)
Llévame contigo tan lejos (Xavier Villaurrutia)
M
¡Mar latino! (Federico García Lorca)
Más pulidos que el mármol transparente (Efrén Rebolledo)
Mayra Santos me dijeron una vez que me llamaba (Mayra Santos-Febres)
Me cruzas, muerte, con tu enorme manto (José Ángel Valente)
Me despertaron los rayos (Ernesto Cardenal)
me desperté y todo estaba seco, los helechos muertos (Charles Bukowski)
Me dijeron un día que una vez se llene (Mayra Santos-Febres)
Me doy cuenta de que me faltas (Jaime Sabines)
Me duele esta ciudad (José Carlos Becerra)
Me enloquecen tus labios sonrosados, en palabras ricos (Poesía Griega Clásica)
Me enviaba carta (Eduardo Hurtado)
Me escribe Napoleón (Salvador Novo)
Me fascina imaginar su cólera (Seamus Heaney)
Me gusta amarte hincada de rodillas (Raquel Lanseros)
me gusta mi cuerpo cuando está con tu (e. e. cummings)
Me gustan tanto júbilo, amor, canto (Trovadores)
Me he quedado parada (Francisca Aguirre)
Me miro en el espejo (Thomas Hardy)
Me obligaste a viajar por el llanto (Gloria Fuertes)
Me parece que vivo (Oliverio Girondo)
Me pregunto: ¿para qué hablar con ellos? (Bertolt Brecht)
Me pregunto por qué desde la tierra (Raquel Lanseros)
Me pregunto qué puedo hacer contigo (José Emilio Pacheco)
Me vi (Lew Welch)
Método (Gerardo Deniz)
Mi abuela indica dónde detenernos (Diana del Ángel)
Mi abuela me lava por dentro la boca (C. K. Williams)
Mi alma. A la antigua escalera de caracol acude (W. B. Yeats)
Mi amada es una tierra agradecida (Gabriel Zaid)
Mi amada habla como el silencio (Bob Dylan)
Mi amante lleva grabado (Rafael Alberti)
Mi ciudad, como todas (Eduardo Hurtado)
mi corazón se acelera (rupi kaur)
Mi dolor es un mar; en él se pierden (Alfredo R. Placencia)
Mi edad más frágil (Fabio Morábito)
Mi tedio no duerme (Fernando Pessoa)
Mi único amor, mi gozo, mi Señora (Charles d’Orléans)
Mi vida es como un lago taciturno (Salvador Novo)
Mía eres. Pero otro (Vicente Aleixandre)
Miedo da a veces coger la pluma y ponerse a escribir (Gloria Fuertes)
Mientras afuera, entre gemidos (Susana Thénon)
Mientras floreció la juventud (Goliardos)
Mientras más verde la vara, que no la rama (Pura López Colomé)
Mil veces mientra en vos estoy pensando (Gutierre de Cetina)
Mira si tú me conose (Nicolás Guillén)
Mírame caminar por el desierto (Margarita Paz Paredes)
Mirando hacia el país de Francia (Charles d’Orléans)
Mis manos (Octavio Paz)
Mis ojos se ennegrecen (Susana Thénon)
Miss Helen Slingsby era mi tía solterona (T. S. Eliot)
Morena mía (Poesía Quechua)
Mortecino el otoño cae despacio (José Ángel Valente)
Mosca diminuta (William Blake)
“Mozart tocó esta hoja de papel”, él dijo (Ruth Fainlight)
¿Muerta? ¿Yo? ¡Qué ocurrencia! (Sonja Åkesson)
Muéstrame de nuevo esas fotos (Hamutal Bar-Yosef)
N
Nace de nadie el ritmo, lo echan desnudo y llorando (Gonzalo Rojas)
Nace la aurora con renglón de flores (Luis de Sandoval Zapata)
Nacer de entre las piedras, calladamente (Diana del Ángel)
Nacida ayer, la rosa escurridiza (Fernando del Paso)
Nada (Jaime Torres Bodet)
Nada esperes (María Negroni)
Nada. Sino esta mancha corrosiva (Juan Bañuelos)
Nadie me preguntó, antes que mi vida naciera (Samuel T. Coleridge)
nadie tiene (Francisco X. Alarcón)
Necesito aprender a morir (Margarita Paz Paredes)
Ni magnitud, ni fastuosidad (Herman Melville)
Ni tú ni yo estamos (Federico García Lorca)
Ni una máquina para ahorrar el trabajo (Walt Whitman)
Nieva, graniza, oscurécelo todo, quema, lanza tus rayos (Poesía Griega Clásica)
No amo mi patria (José Emilio Pacheco)
No aprecio en nada los besos (Charles d’Orléans)
no basta (Sergio Mondragón)
No. ¡Basta! (Vicente Aleixandre)
No conozco (Valerio Magrelli)
No conseguirá nunca (Federico García Lorca)
No dejamos ningún preparativo al azar (W. H. Auden)
No duerme nadie por el cielo. Nadie, nadie (Federico García Lorca)
No el que se levanta y anda (Seamus Heaney)
No era la Muerte, pues yo me erguí (Emily Dickinson)
No es de maíz ni ajonjolí mi suave patria (Irene Selser)
¿No es más dulce el placer de la mañana (William Blake)
No es nada, es un suspiro (Luis Cernuda)
No es que muera de amor, muero de ti (Jaime Sabines)
No, esta ciudad no cambiará jamás su código postal (Selfa Chew)
No existiría la Clemencia (William Blake)
No fue (Efraín Huerta)
¿No ha visto, amigo Fajardo (Poesía Gauchesca)
No había juntura alguna que sellara la argamasa (Herman Melville)
no hay (Francisco X. Alarcón)
No hay ningún mayordomo, ni sirvienta suplente (Weldon Kees)
No hay tiempo para cambiar (Leonard Cohen)
No importa que sea falso (Eduardo Lizalde)
no la rosa mística ni el olor del beleño (Sergio Mondragón)
No me demoro (Ana Elisa Ribeiro)
No me gusta el monoteísmo (Cristina Peri Rossi)
No me hago problemas con el tiempo que pasa (Mané Zaldívar)
No me molesten (Coral Bracho)
No me mueve, mi Dios, para quererte (Fray Miguel de Guevara)
No morir: ser cogido por la muerte (Augusto Federico Schmidt)
No, no era ese ruido (José Carlos Becerra)
No puedo salir de mí sin que no vaya a dar a ti (Juan Bañuelos)
No quiero barca, corazón barquero (Rafael Alberti)
no quiero tenerte (rupi kaur)
No saber sobre la propia muerte (Martha Favila)
no sé qué es una vida equilibrada (rupi kaur)
No sé. Todas las noches te he soñado (Rubén Bonifaz Nuño)
No soporto esta íntima intemperie (Sergio Cordero)
No supo cómo se hace el pan (Elsa Cross)
No te levantes, temo (Gabriel Zaid)
No te quiero sino porque te quiero (Pablo Neruda)
No temas, mi señor: estoy alerta (Manuel José Othón)
¿No tengo que morir? Pues ¿qué me importa (Poesía Griega Clásica)
No tengo un vaso de agua (Valerio Magrelli)
No viva el sol seguro en su carrera (Luis de Sandoval Zapata)
Norte (Gerardo Deniz)
Nos dio la muerte una espada profunda (José Revueltas)
Nos leeremos (Rafael Arráiz Lucca)
Nos vamos acercando al final de entender (Thomas Hardy)
Nosotros dos, cuánto tiempo hemos sido embaucados (Walt Whitman)
Nuevas vidas vendrán (Enriqueta Ochoa)
Nunca conocí un mago (Gloria Posada)
Nunca ha sido verdad que el hilo (Malva Flores)
Nunca nadie se pregunta sobre las cosas tristes que no existen (Mariel Damián)
Nunca te enamores de 1 kilo (Julián Herbert)
¿Nunca te vino a ti una hora (Walt Whitman)
O
Odio profundamente la turba de los grandes señores (Friedrich Hölderlin)
Oh irreflexiva vida ociosa (Gerald Brenan)
¡Oh! ¡motivos tengo de elogio! (Saint-John Perse)
Oh, ¿qué es el amor?, dijo el maquinista (Gerald Brenan)
Oh Suerte (Goliardos)
¡Oh Tú, que comes con ajenas muelas (Francisco de Quevedo)
Oigo tu cuerpo con la avidez abrevada y tranquila (Coral Bracho)
Ojalá fuese un círculo vicioso (Luis Alberto de Cuenca)
Ojos que vi con lágrimas la última vez (T. S. Eliot)
Orinando a la puerta de una cabaña (C. K. Williams)
Otra, tal vez, otra rima (Osvaldo Lamborghini)
¡Otra vez con la vitoria (Poesía Gauchesca)
Oye cómo se aman los tigres (Piedad Bonnett)
P
Para aquellos que gritan en las ruinas (Weldon Kees)
Para escribir poemas (Salvador Novo)
¿Para qué este ir y venir? (Enriqueta Ochoa)
Para que yo pudiera amarte (Cristina Peri Rossi)
Para viejos y jóvenes es un hecho sabido (Robert Louis Stevenson)
Parece que me paso la mitad de la vida llegando a hoteles extraños (Katherine Mansfield)
Parvada de ojos (Marisol Nava)
Pasad y decid que a la tierra (Marco Antonio Campos)
Pasan las horas de hastío (Antonio Machado)
Pasan tus ojos inquietos (José Moreno Villa)
Paseaba por la costa (Walt Whitman)
Paseo por una ciudad (Manuel Vázquez Montalbán)
Pasó su vida entera construyendo algo, inventando algo (Joseph Brodsky)
Pensaba que la muerte empezaría por los pies (Hamutal Bar-Yosef)
Pensaba que vendría al amanecer (John Burnside)
Pensaba una vez, una más (Gerardo Deniz)
Pequeñísima (Pablo Neruda)
Perdí mi juventud en los burdeles (Gonzalo Rojas)
Pero entonces llega ese raro momento (Katherine Mansfield)
Pero sin perder nunca la imagen de conjunto (Odysseas Elytis)
Persiguen por las calles (Cristina Peri Rossi)
Pídeme de mí mismo el tiempo cuenta (Fray Miguel de Guevara)
Pienso en tu sexo (César Vallejo)
Platón no le otorga derecho de ciudadanía al poeta (Blaise Cendrars)
Pocas cosas de las que aquí crecen nos envenenan (Lew Welch)
Podrá faltarme el aire (Blas de Otero)
Polvo de oro en tus manos fue mi melancolía (Alfonsina Storni)
Pon esta lámpara entre tus piernas desnudas (Roque Dalton)
Por culpa de nadie habrá llorado esta piedra (Gonzalo Rojas)
Por el camino de todos mis términos (José Carlos Becerra)
Por el tiempo pasas, lo cruzas, sales de él (José Carlos Becerra)
Por las ramas del laurel (Federico García Lorca)
Porque dejaste el mundo de dolores (Manuel Acuña)
Porque vivir se ha puesto al rojo vivo (Blas de Otero)
Por supuesto lo sé: tan sólo la suerte ha hecho (Bertolt Brecht)
Por un país de piedra y viento duro (Francisco Cervantes)
¿Posees talento y corazón? (Friedrich Hölderlin)
Primero un sonido de un animal (Sujata Bhatt)
Problemas en la ciudad, problemas en el campo (Bob Dylan)
puedo apretar? dijo él (e. e. cummings)
Pues bien, entonces será el ángel (Rainer Maria Rilke)
Pues bien, se ha constatado que el oro de la raíz del olivo (Odysseas Elytis)
Pues tú me piensas todo el día, así yo también pienso en ti (Carol Ann Duffy)
Q
¿Qué bestia caída de pasmo (Alejandra Pizarnik)
¿Qué es el mundo? Un eterno poema (Hugo von Hofmannsthal)
¿Qué es la muerte (Marisol Nava)
¡Qué extraño es lo mismo! (Gabriel Zaid)
¡Qué inocente apariencia en la ponzoña (William Shakespeare)
Que la culebra aguarde (William Carlos Williams)
¿Qué música te cantan? (Francisca Aguirre)
Que no crezca jamás en mis entrañas (Raquel Lanseros)
Que no. Que nunca (Malva Flores)
Qué repugnantes los humanos (José Emilio Pacheco)
Quedan los movimientos elementales (Susana Thénon)
Quienquiera que haya mirado el sol fijamente (Gérard de Nerval)
Quiere a menudo el alma abrir las alas (August Wilhelm Schlegel)
Quiero escribir de día (Blas de Otero)
Quiero que te deslices (Julia Santibáñez E.)
Quiero tu nombre aquí (Vicente Aleixandre)
Quinta elegía romana (Johann Wolfgang Goethe)
R
Raíces y hojas todas solas son éstas (Walt Whitman)
Raza de Abel, duerme, bebe y come (Charles Baudelaire)
Recién hoy, y ya han pasado más de dos años (Hamutal Bar-Yosef)
Recordar mal (Gabriel Celaya)
Regresa con frecuencia y tómame (Constantino Cavafis)
Reposa, duerme tranquilo, sufridor de una herida (Dylan Thomas)
roca lunar (Mercedes Roffé)
Rosa del aire, pétalo vencido (Salvador Novo)
Ruedan tus rizos lóbregos y gruesos (Efrén Rebolledo)
S
Sabedlo, soberanos y vasallos (Salvador Díaz Mirón)
Sabes que te estoy mirando (Leonard Cohen)
Sabiendo, como sé, que en esta vida (Manuel Acuña)
Sabrás que no te amo y que te amo (Pablo Neruda)
Saludo a la armonía que surge del reconocimiento del espejismo (Fogwill)
¡Santa naturaleza, madre mía! (Manuel José Othón)
Se abre (Minerva Margarita Villarreal)
¿Se acuerda usted de Juan?, ¿de aquel muchacho (Manuel Acuña)
Se asomó a aquellas aguas (José Hierro)
Se entrechocan platos del desayuno en cocinas de sótanos (T. S. Eliot)
Se ha extraviado una sombra (Lila Calderón)
Se ha retirado el campo (Miguel Hernández)
Se nublaron los cielos de tus ojos (Efrén Rebolledo)
Sé que me está viendo desde el infierno de sus ojos (José Javier Villarreal)
Se siguen contando las mismas cosas (Lila Calderón)
Se trata de una elección (María Negroni)
Sencilla y vertical (Nicolás Guillén)
Sentada en la cama me veo (Dulce María González)
Sentí un Funeral, en los Sesos (Emily Dickinson)
Ser o no ser (William Blake)
¿Será de amor la queja vana (Jaime Torres Bodet)
Será un cielo claro (Cesare Pavese)
Serán muchas las hojas, raíz hay una sola (W. B. Yeats)
Si alguna vez llego al Estado Humano (William Blake)
Sí, anónima urbe, con auténtica delicadeza (Hamutal Bar-Yosef)
Si del boscaje fecundo (Manuel Acuña)
Si de la amada vista (Gutierre de Cetina)
Si duráramos eternamente (Bertolt Brecht)
Si escribo que el árbol está en una llanura (Inger Christensen)
Si este silencio hablara (José Emilio Pacheco)
Si me escribes dijiste (Blaise Cendrars)
Si mi vida del áspero tormento (Francesco Petrarca)
Si no quiero (Idea Vilariño)
Si por ti no fuera (Bob Dylan)
Siempre (Efraín Huerta)
Siempre caro me fue este yermo cerro (Giacomo Leopardi)
Siempre habrá un verso de Vallejo flotando en mi tristeza (Mané Zaldívar)
Siempre que escribo un nuevo poema (Lew Welch)
Siempre que escucho (Leonard Cohen)
Sigo a mi voz (Óscar Oliva)
Siguen apuntalando la recova (Jorge Luis Borges)
Silencio que naufraga en el silencio (Miguel Hernández)
Sin miramiento, sin piedad, sin pudor (Constantino Cavafis)
Sin querer has deshecho (Luis Cernuda)
Sobre la pendiente del talud, los ángeles voltean sus ropas de lana (Arthur Rimbaud)
Sobre una oscurecida ola nocturna (Georg Trakl)
Soledad, aburrimiento (Xavier Villaurrutia)
Solo podemos imaginar que termine (John Burnside)
Son agradables, desde luego. A nadie se le ocurriría (W. H. Auden)
Son mías todas las ciudades y sus teatros (Rodolfo Häsler)
Son nuestras fatigas, las de los infortunados (Constantino Cavafis)
Soy el mendigo cósmico y mi inopia es la suma (Ramón López Velarde)
Soy en este sin fin sin soledad (Pablo Neruda)
Soy esa borrachera que necesitás a mitad de año (Elena Jordana)
Soy una sensación destartalada (Jaime López)
Su mujer. La pintó cuarenta años (Raymond Carver)
Sus manos (Gloria Posada)
Sus manos eran cálidas y pequeñas y sapientes (Seamus Heaney)
T
También eres el amor (Cesare Pavese)
También Eros florece en la estación en que la tierra (Poesía Griega Clásica)
Tanto escarba la cabra que mal yace (François Villon)
Te besaré largamente (Minerva Margarita Villarreal)
te busco por calles (Olvido García Valdés)
Te creí cartógrafo (Julia Santibáñez E.)
Te dedico (Elsa Cross)
Te desnudo para tomar la (Jamel Eddine Bencheikh)
Te habrán culpado acaso de que robaste (W. B. Yeats)
Te imagino desnudo y aún húmedo bajo la luz de la lámpara (Piedad Bonnett)
Te lo habrán dicho ya: que nadie muere (Rubén Bonifaz Nuño)
Te nombro (Diana del Ángel)
Te quiero (Luis Cernuda)
Tendida en la madrugada (Nicolás Guillén)
Tendido (Oliverio Girondo)
Tengo que decírtelo (William Carlos Williams)
¡Terrible es este arte! Hilo de mi cuerpo el hilo (Hugo von Hofmannsthal)
Texas (Francisco X. Alarcón)
Tiempo para regresar y releerlo todo (John Burnside)
Tienes cara de piedra esculpida (Cesare Pavese)
Toda la pena de las cosas (Edgardo Dobry)
Toda mi alma, hermana serena, hasta tu frente (Stéphane Mallarmé)
Todavía te veo (Hannah Arendt)
Todo así (Vicente Aleixandre)
Todo el esplendor (Marina Tsvietáieva)
Todo empezó en septiembre (Weldon Kees)
Todo es muy simple mucho (Idea Vilariño)
Todo es suspenso. La misma (Ada Salas)
Todo está en su lugar (Alexis Gómez Rosa)
Todo lo que hago o medito (Fernando Pessoa)
Todo poema (Eduardo Lizalde)
Todo puede tentarme a que me aleje (W. B. Yeats)
Tomé en casa el otro día (Poesía Gauchesca)
Tomé una vez entre mis manos (Rainer Maria Rilke)
Trabajando inútilmente con palabras (Francisco Cervantes)
Trabajos y cuidados habitan yermas playas (August Wilhelm Schlegel)
tras el cristal (Mercedes Roffé)
Tras la reclusión vino de improviso la luz (Enriqueta Ochoa)
Tras muchos años de preparación (José Emilio Pacheco)
Trazo, solitario, en mi pequeño cubículo de ingeniero, el plano (Francisco Cervantes)
Tres naves se acercaban (Jaime López)
Triste de mí, que poco atento estuve (Francesco Petrarca)
Truena. Están abriéndose (Ada Salas)
Tu canto justo que desdeña las sombras (Francisco Cervantes)
Tú eres como una tierra (Cesare Pavese)
Tu mano refleja el mapa (Hans Van de Waarsenburg)
Tú miras mis ojos mientras hablas (Mariel Damián)
Tu nombre sólo existe (Alexis Gómez Rosa)
Tú pasarás por mí, como sobre una fuente (Alfonsina Storni)
Tú que consuelas, inclínate sobre mi corazón sin (Hannah Arendt)
Tu voz regó la duna de mi pecho (Federico García Lorca)
Tus hijos se cortan las manos (Margaret Atwood)
U
Un desierto puede ser tan desolado (Inger Christensen)
Un día en que lloviznaba me hallaba en la pradera (Thomas Hardy)
Un día, si no he de seguir huyendo (Ugo Foscolo)
Un domingo en la tarde al final de Julio (Ruth Fainlight)
Un expreso cualquiera proveniente del sur (W. H. Auden)
Un oscuro día de verano. El final de una tarde (Ruth Fainlight)
Un pájaro de papel (Vicente Aleixandre)
Un pie sigue mirando al sur (Irene Selser)
¡Un Poeta! —Se ha entregado por completo a la escuela (William Wordsworth)
Un rincón de verdor donde un arroyo canta (Arthur Rimbaud)
Un toro se abre paso entre palomas (Selfa Chew)
Una bolsa vacía, blanca, de plástico (Luis Felipe Fabre)
Una crema de luz fosforescente (Aldous Huxley)
Una rata no deja de mirarnos (Rubén Rivera)
Una vasta extensión (Ada Salas)
Una vez más ha despertado flaco, Fogwill (Fogwill)
Uno cava en el verso (Eduardo Lizalde)
Uno se muere de cualquier árbol (Selfa Chew)
Unos tejían redes (Jaime Torres Bodet)
Usted que se desliza (Mario Benedetti)
V
Vacío, antes de que llegue el sueño, el tiempo invita (Aldous Huxley)
Valium 10 (Rosario Castellanos)
Vallejo escribiendo sobre (Charles Bukowski)
Vámonos inmóviles de viaje (Xavier Villaurrutia)
Velay paro, caballeros (Poesía Gauchesca)
Ven conmigo a jugar (W. B. Yeats)
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos (Cesare Pavese)
Vengo de soledad de sangre sola (Miguel Ángel Asturias)
Veo cada vez más ancianos (Olvido García Valdés)
Veo que entiendo demasiado (Inger Christensen)
Vidrio animado que en la lumbre atinas (Luis de Sandoval Zapata)
Viene contento (Mario Benedetti)
¿Vienes del cielo profundo o surges del abismo (Charles Baudelaire)
Vino el patrón y nos dejó su niño (Mario Benedetti)
Visto lo justo. La visión se ha vuelto a encontrar en todos los aires (Arthur Rimbaud)
Vive conmigo no sé qué mujer (Ramón López Velarde)
Viví a contracorriente, perseguido por un adolescencia (Marco Antonio Campos)
Vivíamos en una ciudad teñida con el color del vodka helado (Joseph Brodsky)
Vivo entre piedras (Susana Thénon)
Vosotras, las familiares (Antonio Machado)
Vuelve el oscuro otoño lleno de frutos y abundancia (Georg Trakl)
Vuelve muchas veces y tómame (Constantino Cavafis)
Y
Y cómo nos miramos (Hugo von Hofmannsthal)
Y conocimos el futuro en la cal sobre la piedra (María Baranda)
¿Y el cojo? ¿En qué aire abandonó (Alexis Gómez Rosa)
y el pensamiento (María Victoria Reyzábal)
Y es cierto (Eduardo Lizalde)
Y es más, ¿dónde está Calixto tercero (François Villon)
Y esta volcada oscuridad (Coral Bracho)
Y las damas vestidas de rojo para mi dolor y con mi dolor insumidas (Alejandra Pizarnik)
Y llegamos a Ítaca (María Baranda)
Y luego, a media noche, cuando empezamos a descender (Seamus Heaney)
Y pensar que extraviamos (Ramón López Velarde)
¿Y qué si nos vamos anticipando (Alejandra Pizarnik)
Y si un afilado escalpelo (Pura López Colomé)
Y tienen razón los que yo censuro (Johann Wolfgang Goethe)
Y ya la muerte no tendrá dominio (Dylan Thomas)
Ya están plenas las cuencas de mis ojos (Enriqueta Ochoa)
Ya sabemos lo que cuesta (Manuel Vázquez Montalbán)
Yo, a quien Apolo visitó alguna vez (Robert Louis Stevenson)
Yo busco los árboles cómodos (Salvador Novo)
Yo creía en la canción (Manuel Vázquez Montalbán)
Yo digo ¿no? (Mario Benedetti)
Yo estoy aquí sentado, yo estoy aquí caminando (José Revueltas)
Yo no escribo (Ray Bradbury)
yo no sabía nada del amor (Nicole Cecilia Delgado)
Yo no vengo esta noche a imperar en tu cuerpo (Stéphane Mallarmé)
Yo nunca tuve anhelos (Fabio Morábito)
Yo quisiera salvar esa distancia (Salvador Díaz Mirón)
yo sé, mi bien (Ana Elisa Ribeiro)
Yo sé que tienes algo que decirme (Ada Salas)
Yo solo soy un hombre débil, un espontáneo (Ramón López Velarde)
Yo soy el libro que no dice nada (Renato Leduc)
Yo soy en Dios lo que soy (Rubén Darío)
Yo te hablaba con banderas (Rafael Alberti)
Yo tuve un hermano (Enriqueta Ochoa)