Luis Felipe Fabre

El poema de mi amiga

Cuando leo mi poema
la gente llora, me confiesa. Pero tú no,
me recrimina: yo te he visto, me señala.
tú no lloras, me subraya, tú no lloras
cuando leo mi poema, me recalca.

Me pregunta: ¿Qué a ti
no te importa lo que pasa en este país? ¿No
te duelen los muertos?,
¿los miles de muertos? ¿Las mujeres
violadas? ¿Los migrantes
masacrados? ¿Los secuestrados? ¿Los desaparecidos,
los acallados, los silenciados por la violencia,
por los criminales, por el gobierno, por los militares,
por los medios? Todos
a los que yo doy voz
en mi poema, ¿no te importan?, me pregunta,
me cuestiona, me recrimina, me reclama.

Pero a la gente sí, me explica, me aclara: la gente
aplaude, aplaude
mucho cuando leo mi poema,
la gente llora y aplaude y luego
la gente se me acerca, me dice cosas.
Me susurra: la gente me dice que le gusta mucho
mi poema. Pero tú

no aplaudes, me confronta, o aplaudes poco,
me describe, porque a ti no te importa, me dice, a ti
no te importa, me repite, a ti no te importa,
me insiste, a ti no te importa lo que pasa.

Lo que pasa es que me tienes envidia: me descubre.
Lo que pasa

es que a ti
te hubiera gustado escribir mi poema: me acorrala.
Lo que pasa es que tú no podrías escribirlo:
me vence:

me aplasta:
no podrías escribirlo
porque a ti no te importa lo que pasa.

*****

1
Las autoridades hacen un llamado a la población
a mantener la calma.

2
Las autoridades hacen un llamado a la población
a permanecer en sus hogares.

3
Las autoridades aseguran que se están tomando
las medidas pertinentes
para controlar la plaga zombi.

4
Son las 4:00 a.m.: la luz sale por las ventanas:
las televisiones y las computadoras de todos los
mexicanos
permanecen encendidas como veladoras:
lámparas devotas que son una plegaria insomne
para que la noche de los zombis termine.

5
Ciudadana, ciudadano: si sospechas
que un vecino, amigo o familiar ha sufrido
un contagio zombi
repórtalo de inmediato a cualquiera de los números
de emergencia:

México necesita de tu cooperación.

6
Zombis en las calles.
Zombis en las oficinas.
Zombis en el centro comercial.
Zombis en el metro.
Zombis en los parques.
Zombis en las azoteas.
Zombis en el departamento de abajo.

7
Información importante:
las clases de baile hawaiano se suspenden
hasta nuevo aviso.

*****

Una bolsa vacía, blanca, de plástico.

Una bolsa de supermercado
con la que el viento juega a los fantasmas.

Una bolsa que se arrastra por la calle desierta
y se eleva

sobre la calle,
sobre las casas, las fábricas, los edificios,
se eleva:

sobre los muertos, sobre los vivos, sobre los zombis,
sobre nuestra miseria se eleva

y se eleva sobre sí
y nos hace alzar la vista:

una bolsa
vacía y levitada como el corazón de un santo:
aleluya, aleluya.

*****

Las hermanas Ducolomb

Ana, Silvia, Isabel: las hermanas Ducolomb:

siempre estaban dispuestas a auspiciar una
sesión espiritista y al final, para el susto,
una copita de jerez.

Sus temas predilectos de conversación:
la tabla esmeraldina, la pirámide
de Keops, el poder curativo
de los cuarzos.

Días antes del fatídico accidente
Isabel, la más joven,
me aseguró haber visto un ovni.

Ah, el libro de Toth, el Santo Grial,
la barca de Quetzalcóatl, el secreto de los cátaros.

Ana, Silvia, Isabel: las extraño.

Ana, Silvia, Isabel: las invoco.

Ana, Silvia, Isabel:

si hay vida después de la muerte,
hagan una señal.

(L. F. Fabre. Poemas de terror y de misterio. Oaxaca: Editorial Almadía, 2013)