Elva Macías

Invasión de alas

Aves que no vuelan
          han invadido la ciudad

Dan pequeños saltos
          apenas tocan los adoquines

Oscurecen la plaza
          como papeles quemados

Sobre nuestros monumentos
          hacen irreverencias

Se zambullen en la fuente
          sacuden sus alas
          toman sol

Algunas se posan en los quicios
          como los grajos de un escudo
          y nos vigilan

La gente
          resignada ante la invasión
          ha empezado a buscar
          sus mejores granos para alimentarlas

Zona de desastre

Cae una gota de tinta en el mapa
          y se convierte en un lago

Se anegan casas sembradíos
          familias enteras de hombres y animales
                              desaparecen por mi descuido

A los bordes del lago
          llegan hormigas de la salvación
                    saben cómo organizar el acarreo

A los que logran salvar
          les cambian el nombre para siempre

Supe que al mover el tintero
                    podía desatar un desastre

He alterado la geografía
          he de beber la tinta
                    de esta corriente oscura

La memoria te inscribe en la leyenda

La memoria te inscribe en la leyenda.
Y por esa dicha de haberte cuidado
como el hijo varón que nunca tuve,
después de tu traición te consuelo y resguardo.
Niño deseado por todos,
como hechizado inicias la marcha
y a tu galope, no emboscadas, no ejércitos,
ni fieras salvajes se enfrentan.
Sólo encrucijadas:
El peine que tu amada tiró
se vuelve un zarzal inextricable,
espinas que partirán tus brazos.
El espejo en que tu madre contempló su
     desencanto,
será un lago de agitadas aguas que cruzará tu
     barca.
La espada que abandonó tu padre
abrió al caer de tajo un precipicio
que librarán tus pasos.

Desde la almena donde hilo la red
en el insomnio,
te prevengo de las trampas de tu destino.

(Antología. La poesía del siglo XX en México. Ed. Marco Antonio Campos. Epílogo Luis García Montero. Madrid: Visor Libros, 2009)