no sé qué es una vida equilibrada
cuando estoy triste
no lloro me vierto
cuando estoy feliz
no sonrío brillo
cuando estoy enfadada
no grito ardo
lo bueno de vivir en los extremos es
que cuando amo doy alas
pero quizá eso
no sea algo tan bueno porque
siempre tienden a irse
y deberías verme
cuando se me rompe el corazón
no me duele
me hago añicos
la noche después de que te marcharas
me desperté tan rota
que el único sitio donde pude poner mis trozos
fue en las bolsas debajo de mis ojos
no quiero tenerte
para que llenes las partes vacías de mí
quiero llenarme por mí misma
quiero estar tan completa
que pueda alumbrar una ciudad entera
y entonces
quiero tenerte
porque la mezcla de los dos
podría incendiarla
el primer chico que me besó
me apretó los hombros
como al manillar de
la primera bicicleta
en la que se montó
yo tenía cinco años
sus labios olían
al hambre
que aprendió de cuando
su padre devoraba a su madre a las cuatro de la mañana
fue el primer chico
que me enseñó que mi cuerpo servía
para dárselo a aquellos que querían
que me sintiera cualquier cosa
menos completa
y por dios
me sentí tan vacía
como su madre a las cuatro y veinticinco de la mañana
mi corazón se acelera
al pensar en el nacimiento de los poemas
por eso nunca dejaré
de abrirme para concebirlos
hacer el amor
con las palabras
es tan erótico
estoy enamorada
o adicta
a la escritura
o ambas cosas
(r. kaur. Otras maneras de usar la boca. Trad. Elvira Sastre. México: Espasa Libros, 2017)