Aidas Marčėnas

Hablemos sobre la venganza

ya que existe esta estúpida
costumbre de morirse

me moriré de repente para que
ni les dé tiempo de darse cuenta, me moveré
me moveré y -cómo,
lo vi ayer, de ideas
estaba lleno, quién
se lo hubiera pensado, o-
qué tontería, es que teníamos
un acuerdo, sí, sí

o no- me moriré lenta
y dolorosamente para que vean,
asquerosos, lo que les está esperando

De la tarde

Ah, ese silencio, que cerró a los seres
queridos.

Ah, esas voces vivas del más allá
de los libros
en la estantería.

No hay nada más que añadir.
Todo todavía está dicho.

Ars Poetica

El mundo se está terminando por eso
hay que escribir poemas.

Cada día, seriamente determinado,
como si estuvieras haciendo algún trabajo
significativo, comprensible sólo para ti mismo:
construyeras casas, un barco
para tu familia en extinción,
o restauraras un santuario
de una religión que se murió antaño.

Hay que escribir poemas
hasta los domingos, porque
eso es una celebración, una labor
igual que la de un sacerdote.
Porque el mundo se está terminando día tras día,
el mundo se está terminando incluso los domingos.

Por eso hay que escribir poemas,
hay que construir casas, incluso si no habrá quien viva en
   éstas,
pacientemente montar cimientos,
días tras día, porque todo se acabará,
si Dios muere antes que el idioma,
y el idioma antes que el mundo.

(Versos en blanco. Poesía lituana contemporánea. Trad. Dovilé Kuzminskaité y María Sebastià-Sáez. México: Círculo de Poesía Ediciones, 2019)