Kamau Brathwaite

Máscaras

Dios del sen-
dero
Dios del
árbol
Dios de todo
adiós, te
saludamos.

Está rajado
tu árbol
por el hacha blanca
del rayo,
los sabios
divi-
didos, muertos
los ojos
de nuestros
mayores.

Y andamos,
la esperanza
burla el sen-
dero, entre
hojas muertas
de los viejos,
sus negros ojos
de extraños di-
vididos por dolor
y distancia;
sus sabios
huesos puestos
en sagrados
silenciosos,
tiemblan luces
por los tajos
donde estuvieron
las cuencas,
incisivos
de rata es-
cupieron fibra
ahuecaron
el árbol.

Y el dios,
máscara de quienes sueñan,
oye tartamudear
al rayo, los corazones
susurrar secretos
la sangre temblar cual hoja
en la rama. ¿Aún nos
guiará
el árbol,
dios del sen-
dero? ¿Hablarán
tus labios de madera
para abrirnos los ojos?

Islas

Al mirar un mapa
de las islas, ves
rocas, históricos
fraudes, cas-
cos pútridos, ruedas
de cañón, tugurios
del sol: si nos
odias. Joyas,
si hay deleite
en tus ojos.
Luce
la luz en el agua,
astuto el
coral la mantiene
azul.

Al mirar un mapa
de las Antillas, ves cómo
atrapó el tiempo
aquí a sus criados. Des-
cendientes del esclavo no
reposan en el seno
de dioses
afortunados. Tanto reina
en la bodega el ratón
como el azúcar robado.
Pero si tus ojos
son gentiles, verás
mariposas
cómo suben más
y más antes que el esfuerzo
reseque su esperanza
y caigan entre las moscas.

Al mirar un mapa
de las islas, ves
la lección de la historia:
si se astilla
la esperanza, si trozos
de vidrio yacen
al sol,
si sola reina la lujuria
en la noche, si no
se barre el polvo
de las casas,
si son los hombres
más ruidosos que el mar,
la soga jamás
desatará
sus nudos, jamás
se extinguirá
el errante ardor del hierro
al marcarnos su lección
de dolor. Las joyas de las islas:
Saba, Barbuda, calci-
nada Antigua, serán perpetuas rocas,
puntos, en el marco azul cielo
del mapa.

Círculos

para Melba Liston

La música nunca volará de tu corneta verde en cuadros
ni de tu arpa ni de tu calimba

porque no va con plantaciones de algodón
no es producto manufracturado ni hecho de metal

nunca crecerá derecha al cielo
gateando notas por una escalera en el azul

se riza como tu pelo enraizado en alabama . ondas
como agua peces entre las estacas de tus hijos

Tiene ojos líquidos de león marino . claros ojos fogosos . de halcón
cruza la piedra su mirada . se dinamita en canteras

de hondo hueso . nos trae nuestro ridmo
es la poza azul en tu trombón de vara

lo logra el eco no la roca
es el ridmo reggae reggae estalla la prisión incendia el reloj

Jícaras y Maracas

Hojas
del árbol
de la calabaza

no chocan dan una jícara
verde, queman
cobre a la
luz, se rajan
sus semillas
cascabelean.

Ciegos dientes de rata sie-
rran subterráneos sangran la
raíz húmeda, arrancan su arras-
trarse por el tiempo, su
ánimo, su sabor; toman
agrias hojas maduras. Tañan
maracas, jícaras; no agoten
a los danzantes del tiempo como al árbol
que hace y burla nuestra música.

(K. Brathwaite. Los danzantes del tiempo. Antología poética. Selec., introd. y entrevista Christopher Winks. Versión en español Adriana González Mateos y Christopher Winks. México: Univesidad Autónoma de la Ciudad de México, 2009)