Bertolt Brecht

Yo, el sobreviviente

Por supuesto lo sé: tan sólo la suerte ha hecho
que yo sobreviviera a tantos amigos. Pero anoche en sueños
oí que esos mismos amigos decían: “Los más fuertes sobreviven”.
Y me odié.

Si duráramos eternamente

Si duráramos eternamente
todo cambiaría.
Pero como somos mortales
muchas cosas quedan iguales.

Esto quiero decirles

Me pregunto: ¿para qué hablar con ellos?
Compran sabiduría, para luego venderla.
Quieren saber dónde hay sabiduría barata
para venderla cara. Entonces,
¿por qué iban a querer conocer el argumento
que habla contra la compra y la venta?

Quieren el éxito.
En contra del éxito no quieren oír nada.
No quieren ser sometidos.
Quieren someter.
No quieren el progreso.
Quieren la ventaja.

Son obedientes a todo aquel
que les promete que darán órdenes.
Son capaces de sacrificarse
para que quede en pie la piedra del sacrificio.

Qué voy a decirles a esos, pensé. Esto
quiero decirles, decidí.

Himno a Dios

1

En lo hondo de los valles oscuros mueren los hambrientos.
Tú les muestras el pan y los dejas morir.
Tú que presides eterno e invisible
luminoso y cruel un programa sin fin.

2

Has dejado morir a los jóvenes y a los que gozaban la vida
pero los que deseaban la muerte, no fueron escuchados…
Muchos de aquellos que hoy yacen corrompidos
creyeron en ti, y murieron confiados.

3

Has dejado que los pobres siguieran pobres año tras año
sólo porque sus anhelos te gustaban más que tu cielo.
Cuando por desgracia morían antes de que llegara tu luz
plenos de dicha morían… y se pudrían al momento.

4

Muchos dicen que tú no existes y que incluso es mejor así.
Pero ¿cómo es posible que algo que no es engañe tanto?
Donde hay tantos que de ti viven y de otro modo no podrían morir…
Dime: comparado con todo eso, que no existas, ¿significa algo?

(B. Brecht. 80 poemas y canciones. 3a. ed. Trad. y selec. Jorge Hacker. Ed. bilingüe. Buenos Aires: Adriana Hidalgo Editora, 2008)