Peter Handke

9. El texto del Rhythm and Blues

Así está bien.
Ella camina calle abajo.
¿Te encuentras bien?
Quiero irme a casa.

¡Acércate más!
Me iré a casa.
Así está  bien.
Ella se fue caminando calle abajo.

Me siento bien.
Me voy a casa.
¡No corras!
Ella camina calle abajo.

Por la mañana temprano:
Me voy a casa.
Ella se fue caminando calle abajo.
M encuentro mejor.

¡Aquí llega ella!
¡Date prisa!
¡Llévame a casa!

Por la mañana temprano…
¡Acércate más!
A medianoche…

Puedo sentirlo.
¡No corras!
Me voy a casa.

¡Acércate mas!
Estamos en casa.
¿Lo notas?

A medianoche.
¡Ven!

Ven aquí.
¡Date prisa!

Por la mañana temprano:
¡A medianoche!

¡Lo notas?
¡Date prisa!

¡Lo intento!
A medianoche…

¿Lo notas?
Aquí llega.
¡Acércate más!
¡Lo intento!
¿Lo notas?
¡Date prisa!

¡Lo intento!
¿Lo notas?
¡Lo intento!
¿Lo notas?
¿Lo notas?

Oh, sí.

34. Papeles

El maestro cantor Mazetti.
Lilly, una muchacha.
El señor Amtsgerichtsrat en persona.
El mono Mamok.
Rot, el portador de sillas.
Franz, camarero.
La esposa del ingeniero del tercero izquierda.
Un buffetier del circo.
Flora Baumscheer.
Una dama.
Un hombre que dobla una esquina.
El barón con el crespón de luto.
Baruch, comerciante judío.
Una señora de Bern.
Un vigilante de vía.
Anomalías y gente de la Oktoberfest.
Dos costureras.
Zapadores. Huéspedes. Criados de librea. Campesinos.
Pueblo.

Desde hace tiempo

Gracias a ti
me llevo bien
sin ti
desde hace tiempo

No hay nadie aquí

La lentitud habla con los objetos de la lentitud.
Habla con la luz de los objetos de la lentitud.
Habla con los objetos a la luz de la lentitud

8. El mundo invertido

Dormido me despierto:
No miro los objetos, y los objetos me miran fijamente.
No me muevo, y el suelo bajo mis pies me mueve.
No me miro al espejo, y me miro desde el espejo.
No digo palabras, y las palabras hablan sobre mí.
Voy hacia la ventana, y soy abierto.

Estando de pie, estoy tumbado:
No abro los ojos, son los ojos de quienes me abren.
No escucho ruidos, los ruidos me escuchan a mí.
No trago el agua, sino que el agua me traga.
No agarro los objetos, sino que los objetos me agarran.
No me despojo de los trajes, sino que los trajes se despojan de mí.
No trato de convencer con mis palabras, sino que mis palabras me disuaden.
Voy hacia la puerta y el picaporte me gira hacia abajo.
Al subir las persianas se hace de noche,
y me sumerjo bajo el agua para tratar de respirar aire fresco:

Piso el suelo empedrado y me hundo hasta los tobillos.
Me siento en un coche de caballos y mis pies avanzan uno delante de otro.
Veo una mujer con sombrilla y empapo el sudor de la noche.
Estiro el brazo en el aire y agarro fuego.
Tomo una manzana y soy comido.
Ando descalzo y noto una piedra en mi zapato.
Retiro la venda de la herida y la herida se ha quedado en la venda.
Compro un periódico y salgo volando por el aire.
Doy un susto de muerte y me quedo sin palabras.
Me pongo algodones en los oídos y grito.
Escucho el aullido de las sirenas y me recorre la procesión del Corpus.
Abro el paraguas y el suelo comienza a arder bajo mis pies.
Corro en libertad y soy apresado.

Tropiezo con el suelo de parqué,
mantengo una conversación con la boca abierta,
araño con el balón de mano,
me río con el silbato,
sangro por las puntas del cabello,
al abrir el periódico me ahogo,
vomito aromáticos manjares,
rememoro el futuro,
hablo a las cosas,
miro a través de ,
mato a los muertos.

Y veo a los gorriones disparar los cañones;
y veo ser dichosos a los desesperados;
y al bebé le veo tener deseos;
y veo al lechero al final de la tarde:

¿y el repartidor de cerveza? Pregunta si hay correo;
¿y el predicador? Agitan su conciencia;
¿y el pelotón de fusilamiento? Está contra la pared;
¿y el payaso? Arroja una granada entre los espectadores;
¿y el asesinato? Tiene lugar durante la inspección ocular.

Y el director de pompas fúnebres anima a su equipo de fútbol.
Y el jefe del Estado comete un atentado contra el aprendiz de panadero.
Y al general le ponen el nombre de una calle.
Y la naturaleza es pintada fielmente según un cuadro.
Y al Papa se le cobra continuamente…

¡Y escucha! ¡El reloj marcha fuera de sí!
¡Y mira! ¡Las velas encendidas aumentan de tamaño!
¡Y escucha! ¡El grito es susurrado!
¡Y mira! ¡El viento petrifica la hierba!
¡Y escucha! ¡Cómo mugen la canción popular!
¡Y mira! ¡El brazo alzado señala hacia abajo!
¡Y escucha! ¡El signo de interrogación da una orden!
¡Y mira! ¡El hambriento es obeso!
¡Y huele! ¡La nieve se pudre!

Y cae la mañana,
y la mesa se sostiene sobre una pata,
y el fugitivo se sienta con las piernas cruzadas,
y en el último piso se encuentra la parada del tranvía:

—————————————-
¡Escucha! ¡Hay un silencio sepulcral! ¡Estamos en hora punta!
—————————————-

Me despierto dormido
y huyo del insoportable sueño hacia la dulce realidad,
y alegremente pongo el grito en el cielo;
escucha cómo el agua fluye en mi boca: ¡veo un cadáver!

(P. Handke. Vivir sin poesía. Ed. bilingüe. Trad. y pról. Sandra Santana. Madrid: Bartleby Editores, 2009)