Raquel Lanseros

Propósito de enmienda

A veces me visita —ciego ahínco—
el monstruo de los celos, la pereza,
la gula o el azote de la culpa.

De toda humana falta, yo me acuso.

Si alguna vez te hiere por ejemplo
mi torpeza, mi miedo o mi desidia,
perdóname, amor mío.

Que más preciada empresa no concibo
      que deshojar mi vida mereciéndote.

Invocación

Que no crezca jamás en mis entrañas
esa calma aparente llamada escepticismo.
Huya yo del resabio,
                  del cinismo,
                        de la imparcialidad de hombros encogidos.
Crea yo siempre en la vida
crea yo siempre
            en las mil infinitas posibilidades.
Engáñenme los cantos de sirenas,
tenga mi alma siempre un pellizco de ingenua.
Que nunca se parezca mi epidermis
a la piel de un paquidermo inconmovible,
                                                                        helado.
Llore yo todavía
      por sueños imposibles
            por amores prohibidos
                  por fantasías de niña hechas añicos.
Huya yo del realismo encorsetado.
Consérvense en mis labios las canciones,
muchas y muy ruidosas y con muchos acordes.

                        Por si vinieran tiempos de silencio.

Ese lejos tan cerca

Me pregunto por qué desde la tierra
la masa de las aguas parece un solo bloque.
Un único sustento incontrastado
una roca que es toda la roqueda
un avenir de lejos uniforme
un alarido llano de membranas
sin desgaste ni lámina ni grieta.

Me pregunto por qué, cuando me acerco,
las aguas se dividen, se complacen
en enseñar sus rostros diferentes
en cada espuma cresta de rocío
en las calzadas líquidas que rugen.

Bajo este mismo efecto, en la distancia
la muerte es toda una
un símbolo cohesivo
un monolito.
Sin embargo de cerca, qué deprisa
se aprende a distinguir sus dimensiones
sus fúnebres volúmenes
su rutina
su querencia en lo propio y en lo ajeno
hasta ver nuestra imagen en sus aguas.

Tradición oral

Me gusta amarte hincada de rodillas.
Aquí, tan desde abajo, tan cerca de la tierra
relamo el palpitar de tu cuidado
y centro mi delicia en el transcurso.

No es de extrañar que el mundo sea redondo.
¿Qué forma iba a adoptar, sino la de mi boca?

Aritmética

Lo que quiero que sea
lo que es
lo que pudo haber sido
lo que nunca será
lo que fue y lo que era
lo que pudiera ser
lo que querré algún día que haya sido
lo que quise que fuera
lo que a pesar de mí se obstina en ser
lo que siempre soñé que fuese un día.

Las cuentas son exactas:
yo soy el resultado.

(R. Lanseros. Eres. México: Valparaíso Ediciones, 2016)